El artículo examina diversas definiciones de bienestar. Tras ello, caracteriza el mismo en términos de actitud o estado positivo, resiliencia y satisfacción consigo mismo, así como con las relaciones y experiencias en la escuela.
La importancia del bienestar en la educación pasa por considerar al niño en su plenitud. Así entendido, el bienestar del niño se relaciona con mejores resultados académicos, salud mental, así como mejor grado de responsabilidad social.
Hay diversos elementos que favorecen el bienestar del alumnado. En primer lugar, un entorno seguro a nivel físico-químico, libre de conductas como el acoso y promotor del ejercicio físico y la alimentación saludable. Otro elemento favorecedor lo constituye la estructura de conexión social y apoyo en la escuela. Aquellas/os alumnas/os con menor conexión social son más proclives a manifestar síntomas depresivos. Un tercer elemento relacionado con el bienestar es el compromiso con el aprendizaje. Tal compromiso y el hacer bien las cosas son dos aspectos que se retroalimentan mutuamente. Un último elemento viene constituido por las habilidades sociales y la competencia emocional. Trabajarlas en la escuela permite al alumnado manejar emociones, trabajar cooperativamente o mostrar empatía, entre otras competencias. Ello favorece una mayor participación del alumnado y una reducción del absentismo, lo cual, junto con las ventajas anteriormente citadas respecto al aprendizaje permiten que el bienestar del alumnado entronque con tres elementos básicos cuando hablamos de inclusión: presencia, participación y aprendizaje. De ahí la importancia de favorecer una escuela que fomente el bienestar en aras de la inclusión o viceversa. Pues quizá exista una tensión dialéctica entre inclusión y bienestar.